Un viaje sensorial
a las montañas y tradiciones
¿Se han preguntado a qué huele y sabe Guerrero?
Si hacemos un zoom en el mapa sensorial de esta región, encontramos notas achocolatadas y dulces que evocan la calidez de su tierra, fusionadas con las fragancias cítricas y refrescantes de sus frutos amarillos y rojos. El café de Guerrero es un reflejo vibrante de sus ecosistemas, tradiciones y altitudes, invitándonos a descubrir una riqueza que va más allá de la taza.
Un paisaje cafetalero diverso y exuberante
Guerrero cuenta con un paisaje variado que incluye montañas, valles y costas, lo que lo convierte en un entorno ideal para el cultivo de café. Las principales zonas cafetaleras, como Atoyac de Álvarez y Chilpancingo, están situadas en altitudes que oscilan entre los 600 y los 1,200 metros sobre el nivel del mar. Este rango de altitud, combinado con un clima tropical húmedo, permite que las variedades de café cultivadas aquí desarrollen perfiles de sabor únicos, llenos de matices que sorprenden a los paladares más exigentes.